Lesión medular y Escala ASIA

Lesión medular y Escala ASIA
Spinal Cord Injury and ASIA Scale

Definimos lesión medular (LM) como el resultado de una agresión de la médula espinal que produce una alteración, de forma temporal o permanente, en las funciones motoras, sensitivas y/o autónomas de un individuo.

A menudo se trata de lesiones con consecuencias funcionales, psíquicas, sociales y económicas muy importantes, sobre todo en aquellos casos en que son irreversibles.

La médula espinal es el conducto por el cual viaja la información entre el cerebro y el cuerpo.
Consta de sustancia blanca y sustancia gris, en la que se encuentran los cuerpos neuronales.
Las lesiones medulares afectan la conducción de señales sensitivas y motoras a partir del sitio de lesión.

En España, la incidencia se sitúa cerca de 20 nuevos casos por cada millón de habitantes/año , siendo la causa más frecuente la traumática, y dentro de ella, los accidentes de tráfico (sobre todo en menores de 40 años). Otras causas menos frecuentes incluyen las alteraciones vasculares, degenerativas, las lesiones de origen tumoral, la iatrogenia y las alteraciones del desarrollo. Cerca del 55% de lesiones medulares ocurren a nivel cervical.

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La fisiopatología de la lesión medular es compleja ya que el mecanismo de lesión se produce en dos fases. El daño primario es aquel que tiene lugar en el momento del traumatismo y las primeras horas, y se debe fundamentalmente a la acción directa de éste.

La lesión inmediata afecta las células nerviosas, axones y vasos sanguíneos en el mismo nivel del traumatismo fruto de la contusión y la presión ejercida sobre la médula por el hueso, los ligamentos y los discos intervertebrales afectados. En esta fase se producen fenómenos hemorrágicos, isquémicos e inflamatorios que se extienden rápidamente hacia áreas contiguas.

Al mismo tiempo se producen alteraciones a nivel sistémico, por afectación del sistema nervioso autonómico, caracterizadas por hipotensión y bradicardia que contribuyen a empeorar el daño medular por hipoperfusión, y que constituyen la fase secundaria.

Tras las primeras horas se inicia un proceso de necrosis que será seguido, al cabo de las semanas, de una degeneración cística de la médula. Después de esta fase se desarrolla un tejido cicatricial que se extiende por los tractos axonales causando la disrupción en la continuidad de las vías de conducción.

La extensión tanto del daño tisular inicial como de la lesión tardía están directamente relacionadas con la severidad del agente lesivo inicial. El tratamiento médico y quirúrgico que realicemos tendrán como objetivo minimizar en la medida de lo posible la lesión secundaria, protegiendo al tejido sano que quedó tras la aparición de la lesión primaria.

La médula espinal es una estructura cilíndrica, larga, envuelta por las meninges, que se extiende desde el cráneo hasta el borde inferior de la primera vértebra lumbar.

Posee dos engrosamientos: cervical y lumbar, asociados a la salida de las raíces de nervios espinales. Los 31 pares de nervios espinales definen una segmentación externa. Por lo tanto, se considera a la médula compuesta por 31 segmentos, que contienen fascículos radiculares, ventrales y dorsales.

La médula contiene dos tipos de vías:

Vías aferentesVías eferentes
Reciben y conducen las
informaciones sensitivas.
Median las funciones motoras y
fibras autónomas viscerales.
TetraplejiaParaplejia
Alteración o pérdida de la función sensitiva y/o motora de las 4 extremidades secundaria a daño a la médula espinal.Alteración o pérdida de la función sensitiva y/o motora de los segmentos torácicos, lumbares o sacros.
Están respetados los miembros torácicos.

La sección completa de la médula espinal produce, debajo del nivel de lesión:

Pérdida de la sensibilidad.
Pérdida de la función motora.
Abolición del tono muscular.
Pérdida de la actividad refleja.

A continuación se presentan los dermatomas y miotomas:

DermatomaMiotoma
Área de la piel inervada por axones sensitivos de cada raíz nerviosa, que corresponde a un segmento medular.Conjunto de fibras musculares inervadas por axones motores de cada raíz nerviosa, de cada segmento medular.

El segmento medular alterado en el trauma y sus alteraciones neurológicas consecuentes, obtenidas en el examen neurológico estandarizado, definen los niveles de lesión medular.

Nivel
sensitivo
Segmento más caudal de la médula espinal con función sensitiva normal en ambos lados del cuerpo.
Nivel
motor
Segmento medular más inferior, cuyo músculo clave presenta grado 3 de fuerza, en tanto que los músculos clave representados por los segmentos superiores presenten fuerza normal.
Nivel
esquelético o vertebral
Nivel correspondiente a la mayor lesión vertebral en
el examen radiológico.
Zona de
preservación parcial
Dermatomas y miotomas caudales al nivel neurológico que permanecen inervados en forma parcial; o sea, presentan alguna preservación de la función sensitiva o motora.

En el final de la década del ‘60 surgieron las primeras comunicaciones acerca de la necesidad de establecer una nomenclatura del examen neurológico de pacientes con lesión medular espinal.

La estandarización de un único lenguaje de valoración permitiría:

Aumentar la consistencia y la reproducibilidad de la evaluación.
Documentar y comparar pronósticos y terapias.

Varias escalas fueron desarrolladas en los últimos cincuenta años: Frankel Scale, Lucas and Ducker’s Neurotrauma Motor Index, Sunnybrook, Botsford, Yale scales y, por último, la escala de la Asociación Americana de Lesión Espinal (ASIA, según sus siglas en inglés), que se estableció en los últimos años como el patrón de validación (Evangelista Santos Barcelos, A. C., Scardino, F. B., Patriota, G. C., Rotta, J. M. y Botelho, R. V., 2009).

Todas las clasificaciones se basan en las valoraciones motora y sensitiva, y algunas intentan asociar un índice de independencia funcional. La gran diferencia entre la mayoría de estas clasificaciones está en el tipo de graduación del estado neurológico y en la determinación de los dermatomas y miotomas clave valorados.

La primera escala ampliamente utilizada fue la de Frankel et al. (1969):

GradoNomenclaturaDefinición
ALesión completaLesión completa tanto motora
como sensitiva
BPreservación
sensitiva escasa
Preservación de alguna sensibilidad,
asociada a la parálisis motora
completa
CPreservación motora
no funcional
Preservación de alguna fuerza
muscular sin uso funcional
DPreservación motora
funcional
Fuerza muscular funcional
ENormalSin déficits

El nivel neurológico de la lesión se define como el segmento más caudal con función motora o sensitiva preservada. Atendiendo al grado de afectación, distinguiremos las lesiones completas y las lesiones incompletas.

El síndrome medular completo corresponde a la pérdida total de las funciones sensitivas y motoras a partir del nivel lesional. En la fase aguda, o de shock medular, este cuadro se caracteriza por parálisis flácida con arreflexia, anestesia y analgesia completa. Las funciones vesicales e intestinales así como el reflejo bulbocavernoso y los reflejos plantares desaparecen. La duración de esta primera fase es de aproximadamente 48 horas, siendo imposible predecir su recuperación. Hablaremos de shock neurogénico cuando el paciente presenta una pérdida del tono simpático manifestando hipotensión y bradicardia.

En la fase tardía persiste la parálisis y la anestesia, pero aparece hiperreflexia, hipertonía y las funciones intestinales empiezan a funcionar de forma autónoma. El retorno de la función se hace de caudal a proximal. Los primeros reflejos que aparecen son el bulbocavernoso y los plantares. La parálisis pasa a ser espástica cuando aumenta el tono por debajo del nivel lesional.

Los síndromes medulares incompletos son aquellos en los que se conservan parcialmente las funciones sensitivas o motoras. Según los daños que tengan lugar en el nivel de lesión podemos distinguir varios cuadros:

Paraparesia de predominio en extremidades superiores sin alteración de la sensibilidad sacra. Frecuente en ancianos con estenosis de canal preexistente.

Pérdida motora y propioceptiva ipsilateral, termoalgésica contralateral y anestesia en cinturón. Buen pronóstico en el 90% de los casos. Se considera, dentro de los síndromes medulares incompletos, el de mejor pronóstico para la recuperación de la función motora y esfinteriana.

Parálisis bilateral y anestesia termoalgésica con propiocepción conservada. Al contrario que el tipo anterior, se considera el de peor pronóstico motor (10-20% de pacientes recuperan la función motora).

Disfunción vesical e intestinal con parálisis flácida de extremidades inferiores. Se preservan reflejos sacros.

Actualmente resulta de mucha utilidad el uso de la escala de la ASIA (American Spinal Injury Association) que nos permite clasificar las lesiones en cinco categorías, que veremos más adelante con detenimiento.

En los años 60sMédicos y otros profesionales de la medicina comprometido en el tratamiento de la lesión de médula espinal se unieron para sumar esfuerzo en el manejo de esta población de pacientes.
Al inicio de los 70sSe introdujo el concepto de un modelo gubernamental de servicios de rehabilitación, que creó los programas modelos de los
sistemas de Lesión Medular.
En 1973Se Creó el ASIA
21 miembros
Actualmente 600 miembros
En 1975Se realizó la primera reunión científica formal
En 1982ASIA. Es la clasificación estándar de la lesión Medular publicada por la
American Spinal Injury Association.
Progresión histórica Escala ASIA
ASIA. Es una modificación de la Escala de Frankel que fue predefinida y reemplazada en 1982, posteriormente en 1996, 2000 y reimpresa en el 2002 y 2006.
ASIA. Establece las definiciones básicas de los términos usados para la lesión medular y describe el examen neurológico.
Definición Escala ASIA

La escala de ASIA surgió en 1984 incorporando la escala de Frankel, clasificando la lesión entre A y E, definiendo 10 (diez) pares de músculos clave a ser valorados, y creando un índice motor (motor score), pero aun no había incorporado el índice sensitivo.
La escala sufrió revisiones posteriores (1992 y 2002). En 1992 la escala incorporó el índice sensitivo al índice motor, produciendo escalas motora y sensitiva.

La valoración sensitiva se hace para el dolor y el tacto leve.

El dolor es valorado estimulándose con un alfiler delicado y el tacto es valorado al ser tocado levemente con un trozo de algodón.

Los resultados son clasificados de la siguiente manera:

Dolor Pinchazo de alfiler
2Normal
1Deteriorado (no hay diferencia entre el pinchazo
fuerte o leve) pero existe la sensibilidad dolorosa
0Sin sensibilidad
SensibilidadTacto leve
2La sensibilidad en el cuerpo y en las
fases del rostro es igual
1Hay sensibilidad pero es menor que el tacto
en las fases del rostro
0Sin sensibilidad

A continuación se presentan los dermatomas y sus referencias estandarizados (American Spinal Injury Association [ASIA], 2008).

C2Occipital por detrás de la oreja
C3Fosa supraclavicular
C4Articulación acromioclavicular
C5Borde lateral de la fosa antecubital
C6Superficie dorsal de la falange proximal del pulgar
C7Superficie dorsal de la falange proximal del dedo medio
C8Superficie dorsal de la falange proximal del dedo meñique
T1Borde medial de la fosa antecubital
T2Ápex de la axila
T4Línea medioclavicular, 4to (cuarto) espacio intercostal,
línea mamilar
T6Xifoides
T10Ombligo
T12Línea media del ligamento inguinal
L1Punto medio entre T12 y L2
L2Cara medial del muslo (en el medio de una línea imaginaria entre el punto medio del ligamento inguinal y el cóndilo femoral medial)
L3Cóndilo femoral medial, encima de la rodilla
L4Maléolo medial
L5Dorso del pie en la tercera articulación metatarsofalángica
S1Borde lateral del talón
S2Fosa poplítea
S3Tuberosidad isquial
S4, S5Región perianal

Algunas sensaciones opcionales que pueden ser evaluadas son:

Movimientos articulares que se presentan en 8 a 10 articulaciones evaluadas y se describen como:
Ausente.
Disminuido.
Normal.


Sensación de presión profunda que se describe como:
Presente.
Ausente.

Es importante recordar que el nivel sensitivo es definido como el segmento más caudal de la médula espinal, con función sensitiva normal en ambos lados del cuerpo.

Para cada tipo de sensibilidad (tacto superficial y dolor) se produce una puntuación total de 56 puntos (0 a 2 para cada uno de los 23 dermatomas definidos). El índice sensitivo total es de 112 para cada uno de los dos tipos de sensibilidad testeados estandarizadamente.

La fuerza del músculo es graduada en 0-5, de acuerdo con la escala Scale for Muscle Strength (Medical Research Council [MRC], 1981):

0Parálisis
1Movimientos presentes y sin vencer la gravedad
2Movimientos presentes en toda la amplitud
con gravedad eliminada
3Serie completa contra la gravedad
4Contra alguna resistencia
5Contra resistencia total
NTMúsculo que no puede ser testado
(por sus siglas en inglés: Non tested)

A continuación se presentan los miotomas y sus segmentos motores, y el modo sugerido de examen neurológico, según fueron definidos por ASIA (2008b) con sus correspondientes gráficos (Campbell, Dejong y Haerer, 2005, 127).

C5
Bíceps
Colocar la mano del paciente sobre el abdomen y pedir que
lleve la mano hacia la nariz, para eliminar así la gravedad.
Solicitar al paciente que flexione el brazo contra la gravedad
y mantenga el movimiento.
En caso de que el paciente consiga realizar el movimiento,
apoyar el hombro y aplicar resistencia.
C6
Extensor del puño
Pedir al paciente que mueva el puño hacia arriba.
A continuación, que mueva el puño hacia arriba y mantenga
la posición.
Empujar el puño para abajo.
C7
Tríceps
Colocar la mano del paciente sobre el abdomen y pedirle
que estire el brazo.
Pedir al paciente que doble el brazo y mantenga la mano
cerca de la oreja.
En caso de que el movimiento sea normal, apoyar el codo y
empujar el brazo hacia abajo, testeando contra resistencia
(no dejar al paciente realizar la acción escapular).
C8
Flexor largo de los dedos
Separar el dedo del medio, inmovilizar la articulación
interfalángica proximal y agarrar la articulación
metacarpofalángica.
Pedir al paciente que doble el dedo para los lados.
Luego, pedir que doble el dedo para arriba y sujetarlo.
Por último, intentar enderezar el dedo, y pedir al paciente
que resista ante su acción de resistencia.
T1
Abductor meñique
Sujetar la mano del paciente y pedirle que intente mover
el dedo meñique para afuera. Sentir la presencia del
movimiento.
Pedir al paciente que intente mover el dedo hacia fuera y lo
mantenga en esa posición.
Por último, testear la resistencia contra la resistencia,
oponiéndose al movimiento del quinto dedo.
L2
Psoas ilíaco
Con el paciente en decúbito dorsal, doblar el muslo del
paciente hacia la barriga.
Pedir al paciente que reproduzca el movimiento, y sentirlo.
Levantar el muslo de la cama para evitar la fricción, en
posición neutra, pedir al paciente que doble los muslos 90°
y mantener esa posición.
De ser posible, estabilizar el otro muslo y presionar el lado a
ser testeado, para valorar la fuerza contra resistencia.
L3
Cuádriceps
Levantar la pierna de la cama para evitar resistencia por la
fricción y pedir al paciente que la extienda y mantenga.
Intentar empujar la rodilla para abajo y valorar el
movimiento contra resistencia.
L4
Dorsiflexores de cuello del pie
Pedir al paciente que ponga el pie en dirección a la rodilla.
Luego, que repita el movimiento y mantenga el pie en esa
posición.
Por último, empujar para abajo el cuello, para evaluar el
movimiento contra resistencia.
L5
Extensor largo del hallux
Pedir al paciente que traiga el hallux en dirección hacia la
rodilla.
Luego, que lo mantenga.
En seguida, empujar para abajo el dedo del pie, apoyando el
cuello y testeando contra resistencia.
S1
Flexores plantares
Pedir al paciente que presione el pie en dirección al suelo,
como acelerador.
Luego, que flexione el muslo hacia el abdomen y flexione la
pierna sobre el mismo para descansar el pie sobre la cama.
Pedir al paciente que levante el talón hacia afuera de la
cama.
Por último, que presione el pie hacia abajo sobre la mano
que lo sujeta, como si fuera un acelerador.

De cada lado del cuerpo, cada segmento motor recibe puntuación entre 0 y 5, totalizando 50 puntos por cada lado, con un índice motor total de 100 puntos en el paciente intacto neurológicamente. A medida que el nivel motor ascienda, o sea, la lesión se torne superior, menor es el índice motor.

Para el estudio del examen neurológico, se recomienda seguir el siguiente estándar:

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El examen neurológico estandarizado para el paciente con lesión medular traumática depende de las valoraciones cualitativa y cuantitativa de la fuerza y de la sensibilidad.

Por otro lado, la alteración del nivel de conciencia después del trauma es considerado factor predictor de la lesión medular en alto porcentaje de los casos (Domeier, Evans, Swor, Rivera-Rivera y Fredriksen, 1995).

Todo paciente con trauma significativo y alteraciones de la conciencia debe ser considerado como trauma con lesión medular, hasta que se pruebe lo contrario.

Los signos encontrados como sugestivos de lesión medular en el paciente inconsciente son:

Respiración abdominal.
Asimetría del reflejo cutáneo abdominal (al ser un reflejo cortical, la asimetría sugiere lesión medular).
Priapismo.
Ausencia del reflejo cutáneo anal.
Déficit focal evidenciado por asimetrías de movimiento.
Ausencia de reflejos de estiramiento muscular (ocurre en lesiones medulares agudas, pero los reflejos pueden estar alterados en el coma y en las intoxicaciones exógenas).

La columna cervical de pacientes inconscientes debe ser inmovilizada hasta que las radiografías de control fluoroscópico sean normales o la resonancia magnética de la columna cervical sea normal después de las 48 horas del trauma, o a criterio médico.

El reflejo bulbocavernoso es un reflejo normal que, estimulado por la compresión del glande, produce contracción del esfínter anal.
Ha sido usado como un indicador de lesión incompleta pero su presencia no siempre ha sido considerada como buen pronóstico de recuperación (Domeier et al., 1995).

La principal función del tratamiento precoz es la prevención de la lesión secundaria. Para ello las actuaciones estarán encaminadas a disminuir el edema medular, mantener una buena perfusión y una buena oxigenación de los tejidos:

Se considera oportuno mantener oxígeno suplementario con el fin de conseguir una saturación del 100%.
En caso de shock neurogénico, debemos administrar líquidos (a pesar de que no exista una hipovolemia), colocar el paciente en posición de Trendelenburg (10-20º) y administrar vasopresores (dopamina, fenilefrina) y atropina para el tratamiento de las bradiarritmias.
Debe controlarse la temperatura corporal con métodos físicos
El sondaje vesical permanente está indicado en estos pacientes ya que con frecuencia presentan una vejiga neurógena con posibilidad de retención urinaria aguda. Posteriormente, tras la fase aguda, se recomienda retirar la sonda y recurrir a sondajes intermitentes.
Dieta absoluta y sonda nasogástrica en caso de íleo paralítico
Profilaxis de la hemorragia digestiva alta por ulcus de estrés
Profilaxis de trombosis venosa profunda a altas dosis por la alta incidencia de fenómenos tromboembólicos en estos pacientes.
Administrar una pauta adecuada de analgesia y/o sedación.
En algunos casos puede ser precisa la administración de antibióticos.

Aún existe una falta de evidencia de que el tratamiento con corticoides (metilprednisolona) sea neurológicamente beneficioso. En la década de los noventa se realizaron los estudios aleatorizados NASCIS II y III que sugirieron tener cierta eficacia.

Hoy en día se usa en la mayoría de los pacientes básicamente por motivos médico-legales y por la ausencia de alternativas. En caso de optar por la administración de metilprednisolona, se debe administra un bolus inicial de 30 mg/ kg de disueltos en 100 cc de suero fisiológico a pasar en 15 minutos seguido de una infusión de 5,4 mg/kg/h a pasar durante 24 h, que se prolongará hasta las 48 h cuando el tratamiento se inicia tras más de 3 horas de la lesión.

Este tratamiento NO debe usarse si han pasado 8 horas desde la lesión, si existe sangrado gastrointestinal, en menores de 13 años, en el síndrome de cola de caballo, en heridas de armas de fuego y en pacientes con tratamiento habitual con corticoides. Además, aumenta el riesgo de complicaciones sépticas en caso de una inminente cirugía.

Dependerá del tipo de lesión medular hallada (completa o incompleta) así como de la evolución clínica neurológica del paciente (lesión evolutiva o no evolutiva). De esta manera, podemos distinguir:

Paciente con lesión medular completa: No existe evidencia en la literatura, que demuestre que el tratamiento quirúrgico mediante estabilización inmediata de estas lesiones mejore el pronóstico funcional del paciente. Se acepta que el tratamiento quirúrgico diferido permite un manejo rehabilitador precoz. Está indicado en aquellas fracturas inestables dentro de los primeros 8-10 días.

Paciente con lesión medular incompleta no evolutiva: Este grupo de pacientes deberán ser intervenidos de forma urgente lo antes posible (dentro de los 3-4 días posteriores al traumatismo) con el fin de evitar la progresión de la lesión medular y permitir una rehabilitación precoz. La descompresión medular podría mejorar el estatus neurológico en algunos casos.

Paciente con lesión medular evolutiva: Estamos ante aquel paciente en el cual ha existido un intervalo libre tras el accidente o en el que se ha objetivado una progresión del déficit neurológico durante las primeras horas. En estos casos (muy poco frecuentes) el tratamiento quirúrgico debe ser emergente (en las primeras 6 horas). Se realizará una descompresión medular y estabilización de la fractura.

La recuperación neurológica en el nivel de la lesión se produce por la recuperación de neuronas parcialmente lesionadas y por la capacidad de las mismas de producir nuevas conexiones con los tejidos.

La afectación neurológica bajo el nivel de la lesión presenta generalmente un mal pronóstico, sin embargo las posibilidades de recuperación varían en función del grado de afectación inicial, según la escala de ASIA.

Así, los pacientes que inicialmente presentan una lesión completa (ASIA A) tienen el peor pronóstico sin apenas ningún tipo de recuperación neurológica.

Si nos centramos en el pronóstico de las lesiones incompletas podemos observar que el 31% de los pacientes que han presentado una lesión de grado B de ASIA mejoran a un grado D, al igual que ocurre en el 65% de los pacientes con un grado C.

En la fase aguda la complicación más importante son las úlceras por decúbito, sobre todo en la zona de sacro. Las afecciones pulmonares como las neumonías y las atelectasias ocupan el segundo lugar produciéndose en un 13% de los casos. La trombosis venosa profunda ocurre en el 10% con una incidencia del 3% de tromboembolismo pulmonar.

En la fase crónica las úlceras vasculares siguen siendo la principal complicación, seguidas muy de cerca por las infecciones urinarias que aparecen en un 20% de los pacientes.

La esperanza de vida estimada para un paciente de 20 años afectado de tetraplejia alta es de 33 años, si se trata de una tetraplejia baja es de 39 años, y si es una paraplejia de 44 años. Las principales causas de muerte en pacientes lesionados medulares son las neumonías y afecciones respiratorias, seguidas por las patologías cardiacas, traumatismos e infecciones graves con septicemia. En este tipo de pacientes también son importantes los fallecimientos por situaciones de consumo elevado de alcohol y suicidios.

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Escala ASIA (American Spinal Injury Association)

Antonio Peña